CORREO
La Rioja (España)

6/6/07

FOTOGRAFIAR AVES, ¿POR QUÉ?



¿Qué extraño placer experimenta el fotógrafo que oculto en su hide desde primeras horas de la mañana y entumecido por el frío, vuelve un día y otro al mismo lugar para tratar de fotografiar a esa esquiva ave, que jornada tras jornada no parece estar dispuesta a ponerse frente al objetivo?. Quizá para la gran mayoría de las personas la sola idea de permanecer varias horas inmóvil y acechante en un espacio que generalmente no supera el metro cúbico, roce en la estupidez o quizá vaya algo más allá de la demencia. Únicamente el placer indescriptible de tener durante unos instantes frente a frente a esa esquiva especie que tanto nos a hecho sufrir, y más aún, el sonido de la cámara al disparar. sabiendo que por fin hemos logrado hacer la foto que tanto esperábamos, es la codiciada recompensa que todo fotógrafo de la naturaleza aspira a conseguir.
La dificultad que conlleva la fotografía de aves en libertad, suele ser una de las causas que generalmente empuja a más de un experimentado naturalista, acostumbrado a observarlas através de telescopios y prismáticos, a enfrentarse al reto de fotografiarlas.
La diferencia entre observar y fotografiar aves es enorme. Mientras que para su observación basta con situarse en promontorios elevados a cientos de metros, la fotografía exige distancias increíblemente cortas, ya que los teleobjetivos tienen un campo de ampliación muy reducido.
PLANIFICACION ANTES DE SALIR DE CASA
Si existe una palabra clave para llegar al éxito en la fotografía de la naturaleza, y más concretamente la de aves, esa es Planificación.
La lectura de revistas y libros especializados que nos sitúen en los gustos del momento (si es que nos proponemos llegar a publicar nuestro trabajo), las colaboraciones con guardas forestales, entidades científicas o profesionales de la naturaleza, son aspectos esenciales para estar informado en todo momento.
La práctica y los conocimientos adquiridos en nuestras salidas al campo, la destreza al observar y reconocer aves con los prismáticos, y en definitiva, las horas de campo, también son factores que siempre cuentan a nuestro favor.
Elfotógrafo debe ingeniárselas para jugar siempre que pueda con cierta ventaja frente a sus adversarios, en este caso los animales. Para ello deberá conocer sus hábitos, costumbres, épocas de celo) apareamiento, hábitats, y en general, todo lo posible acerca de la especie con la que se enfrenta.
Una buena idea para empezar es la de convertir los alrededores de nuestro pueblo o ciudad en el escenario habitual para llevar a cabo los primeros trabajos, lo que a la larga se suele convertir en una especialización en un tipo determinado de aves. E1 profundo conocimiento del terreno y los animales que habitan en el, son antesalas del éxito.
La libreta de campo no deberá faltar en nuestro equipo, gracias a ella, podremos controlar eficazmente ano tras año a una determinada especie haciendo uso de las anotaciones de años anteriores.
SALIR AL CAMPO A FOTOGRAFIAR AVES
Generalmente nadie da en el clavo a la primera, y esta regla no excluye a los fotógrafos de aves. Un equipo fotográfico mal escogido puede frustrar al más entusiasta de los principiantes, que verá desaprovechada una inversión económica generalmente importante.
Los resultados de las primeras fotos de todo aquel que empieza suelen ser generalmente muy mediocres, cuando no desastrosos. Las aves aparecerán muy lejos y los colores y texturas en nada recordarán a las que ilustran las paginas de las revistas.
Para empezar, un objetivo medianamente potente y adecuado para esta especialidad, debería estar en torno a 400 mm, siendo el 300 una longitud focal demasiado corta incluso
para obtener planos medianamente cercanos de aves del tamaño de una cigüeña situada a unos 50 metros de nosotros.
Más adelante un duplicador será otra de las piezas a añadir en nuestro equipo.
Es importante decantarse desde el principio por una de las dos marcas punteras, Canon o Nikon, ya que son las que aparte de brindar una fiabilidad mayor respecto a otras marcas, también ofrecen mas posibilidades para conseguir los mismos objetivos en el mercado de segunda mano, lo que sin duda abaratará nuestras futuras inversiones.
Una vez conseguido el equipo fotográfico, el segundo paso es el de hacernos con otro de los artilugios indispensables para todo fotógrafo de aves: el hide.
De nuestra habilidad a la hora de saber colocar un hide y camuflarle lo mejor posible, radica la diferencia entre el éxito y el fracaso de un reportaje.
Para ello, las redes de camuflaje y más aún, el ingenio y la práctica de cada fotógrafo serán las únicas armas con las que podamos contar.
Una vez que hemos conseguido dominar las técnicas de camuflaje, y vemos que nuestra destreza con el equipo fotográfico se va incrementando, es casi inevitable que tarde o temprano a todo principiante se le empiecen a pasar por la cabeza proyectos "de gran envergadura", lo que invariablemente conduce a pretender fotografiar a las aves más escasas o amenazadas.
Pronto estas aspiraciones se verán frenadas por cuestiones como la gran cantidad de trámites previos a la obtención de permisos, la absoluta disponibilidad que debemos tener para llevar a cabo nuestro reportaje en las fechas en las que nos le hayan concedido, etc.
Personalmente, opino que cierto tipo de aves como las que se encuentran en peligro de extinción, o gravemente amenazadas, deberían ser fotografiadas por expertos, ya que el menor descuido de alguien que empieza, aún con toda la buena intención, podría acarrear gravísimas consecuencias para el futuro de la especie.
La fotografía de aves ciertamente entraña riesgos para las especies objeto de nuestro trabajo, por lo que es conveniente empezar con especies confiadas como estorninos o gorriones para poco a poco ir pasando a otras más desconfiadas como abejarucos, etc. Siempre deberíamos sacar conclusiones de los errores que hemos cometido, lo que a la larga se convertirá en la experiencia necesaria para llegar a ser un buen fotógrafo de aves.

MATERIAL Y TÉCNICAS PARA LA FOTOGRAFIA DE AVES
Para cualquier profesional, estar al día en cuanto a nuevas tecnologías y avances que hagan más fácil su trabajo es un aspecto crucial para mejorar su trabajo. Para el fotógrafo esto no es una excepción: avances como el del autofoco, las nuevas emulsiones fotográficas, y los materiales más ligeros y resistentes son cada día más frecuentes, por lo que estar al día se traduce cada vez más en una necesidad.
El equipo fotográfico es una pieza primordial para realizar buenas fotos, aunque no la única, ya que la imaginación y el ingenio de cada fotógrafo a veces pueden compensar ciertas carencias técnicas.
Es importante familiarizarnos con el equipo con el fin de sacarle el máximo rendimiento.
Dominar todas y cada una de las funciones que aportan la última generación de cámaras fotográficas es una labor que requiere tiempo, pero que a la larga nos brinda una total libertad a la hora de crear nuevas perspectivas, encuadres espectaculares, e imágenes perfectamente enfocadas de aves en vuelo, que hasta hace tan solo una década, se antojaban casi imposibles.
Sin embargo estos avances tecnológicos deben interpretarse como simples herramientas al servicio de la creatividad del fotógrafo. La cámara nunca debería tomar decisiones propias, (la mayoría ya lo hacen con solo seleccionar la opción Program). La correcta aplicación de todos estos avances debería depender por entero de nuestro estilo personal, y nunca de la decisión de un puñado de microchips.
Paradójicamente, en la era de la microelectrónica, el disponer de un equipo de fotos espectacular no siempre es sinónimo de buenos resultados. La audacia y la inteligencia de cada fotógrafo son el mejor complemento para un buen equipo. Ciertos inventos caseros son la nota que hace diferente una foto mediocre de otra excelente. En definitiva, la imaginación y la improvisación son cualidades indispensables que todo fotógrafo de la naturaleza debe desarrollar con el tiempo, sin ellas, el mejor y el más potente de los teleobjetivos siempre se quedará corto.

LA FOTOGRAFIA DE AVES ESTEPARIAS
Para cualquiera de los que nos dedicamos a fotografiar temas de naturaleza, siempre han existido ciertas especies emblemáticas casi intocables, que en un primer momento representan un reto especial para nuestra actividad dada su rareza o desconfianza. ¿Quién no ha soñado alguna vez con un quebrantahuesos a quince metros del hide, o una imperial posada a escasa distancia de nuestro escondite?...
Las aves esteparias y más concretamente la avutarda, es una de estas especies ansiadas por un gran número defotógrafos que esperan el momento decisivo de disparar sus cámaras sobre algún viejo macho en celo.
Si existe algún secreto para realizar este tipo de fotografías, éste es sin duda el tesón, la paciencia, el irse en blanco para casa en más de una ocasión después de una desesperante sesión de diez o doce horas en el hide, para volver a repetir suerte al día siguiente...
Los problemas que se plantean son múltiples y variados: especies sumamente ariscas y desconfiadas, amplísimas zonas de campeo y un medio físico que ya de por sí resulta un inconveniente más a resolver de cara a la necesidad de hacernos "invisibles" en un terreno que se presenta absolutamente plano y desprovisto de vegetación arbustiva.
El ingenio de cada uno de nosotros a la hora de resolver este tipo de problemas, hace de la fotografía de aves esteparias todo un desafío para el fotógrafo de la naturaleza más avezado, que sin duda, verá recompensado su trabajo cuando una de estas espectaculares aves pase al fin por delante de su hide.


EQUIPO NECESARIO
El empleo de teleobjetivos de gran alcance se hace imprescindible en esta ocasión, ya que la mayoría de las aves esteparias sienten un recelo absoluto a todo aquello que rompe la monótona horizontalidad de las amplias llanuras. Los teles de 500 mm, y mejor aún, de 600 mm, se hacen imprescindibles a la hora de fotografiar especies como avutardas, sisones, aguiluchos, etc.
En cuanto a la luminosidad de estos objetivos, si bien es cierto que cuanto más luminosos más oportunidades tendremos de fotografiar a primeras y últimas horas del día, debemos tener en cuenta las excelentes condiciones de luz que suelen ofrecer las llanuras esteparias, donde con una óptica medianamente luminosa, nunca nos faltará una buena velocidad de obturación incluso con uno o dos diafragmas cerrados. Yo por mi parte, suelo trabajar con un Nikon 600 mm f/4, y una Nikon F3, equipo que aunque pueda resultar extremadamente pesado de transportar en zonas de abrupta orografía (cerca de siete kilos), resulta muy apropiado y fácil de trasladar desde el coche al hide dadas las especiales condiciones de accesibilidad que nos brinda el medio estepario.
El uso de teleconvertidores está especialmente recomendado en estas ocasiones siempre y cuando éstos sean de la máxima calidad y estemos dispuestos a sacrificar uno o dos diafragmas en aras de una mayor distancia focal.
El trípode resulta otro de los elementos absolutamente imprescindibles, recomendándose uno de gran solidez capaz de aguantar el peso de grandes teleobjetivos.
Por último, queda la elección del tipo de película a utilizar. Generalmente en casi todas las ocasiones tendremos suficiente con un 100 ISO, por lo que siempre que la luminosidad de nuestro objetivo nos lo permita, deberíamos tender a utilizar películas de grano algo más fino, como las que nos proporcionan las películas de 64 o 50 ISO, que además en el caso concreto de Velvia, no admite competencia alguna con cualquier otra emulsión en cuanto a los resultados finales de calidad, grano, definición y colorido.
Para realizar fotografías de fauna esteparia, resulta absolutamente imprescindible conocer al dedillo todos y cada uno de los aspectos de la biología y comportamiento de la especie que vamos a fotografiar.
Para ello será necesario empaparnos antes de nada, de cuanta información acerca de estas especies podamos recabar en libros y revistas especializadas.
Por otra parte, el conocimiento del terreno en el que nos disponemos a trabajar también nos resultará de gran ayuda de cara a determinar las querencias de una u otra especie así como sus comederos, bebederos, zonas de máxima actividad, etc.
En el caso de no conocer a fondo el lugar donde pensamos fotografiar, resulta de gran ayuda solicitar cuanta información les sea posible ofrecernos a los agricultores, pastores y a cualquier persona que frecuente habitualmente la zona, quienes en la mayoría de las ocasiones, nos desvelarán más de algún dato sumamente interesante para el desarrollo de nuestra actividad.
Como se puede deducir viendo todo lo anterior, la paciencia y las largas horas de observación resultan imprescindibles para lograr el éxito en este tipo de fotografía, pero aún para el fotógrafo que no disponga de este tiempo, existe la posibilidad, siempre interesante, de realizar fotografías desde el tractor que algún agricultor nos pueda facilitar. Resulta sorprendente observar el poco temor que muestra un bando de avutardas ante la presencia de una de estas máquinas arando a pocos metros del grueso del grupo, si bien es necesario puntualizar que estas distancias no son igualables a las que podremos obtener con un poco más de paciencia desde el interior de un hide.
Por último, el uso del control remoto es una técnica que nos puede deparar cierto éxito si centramos nuestro trabajo en los lugares habituales en los que una determinada especie suela posarse, tales como los montones de piedras, postes, etc.
Para llevar a cabo este tipo de fotografía, conviene insonorizar la cámara previamente, así como camuflar en la medida de lo posible el conjunto del trípode-cámara y objetivo.
En cuanto a la elección de perspectiva de las tomas, hay gustos para todos. Hay quienes prefieren situar la cámara muy cerca del suelo, e incluso llegan a enterrar el hide en un pequeño hoyo para lograr un efecto diferente al que presentan las fotografías a una altura normal. El fondo con cielo o con algún paisaje desenfocado son otras de las elecciones a tener en cuenta. Es necesario recordar la necesidad de situar correctamente el trípode, con lo que evitaremos el típico fallo que supone observar ciertas fotografías con la línea del horizonte inclinada hacia una esquina.
Por último cabe indicar que las poblaciones de casi todo este tipo de aves se encuentran en franco proceso de recesión debido a muy diversos factores. Es responsabilidad de cada uno de nosotros aplicar con el máximo rigor el código deontológico marcado por nuestra propia asociación, debiendo tener en cuenta que además, para fotografiar este tipo de animales, es a menudo necesario contar con la pertinente autorización de la comunidad en la que nos encontremos, y muy especialmente, si trabajamos en alguna zona protegida como puedan ser los parques nacionales o las reservas de caza.
Agradezco a: Juan Martín Simón (Fotografia de la naturaleza) Por cederme este articulo.