La carraca ha sido elegida Ave del Año 2012 por SEO/BirdLife, una especie migratoria cada día más escasa en España.
Algunas de las acciones previstas por la organización para tratar de revertir la situación de tal variedad consistirán en elaborar un censo popular, realizar un seguimiento vía satélite de cinco ejemplares o impulsar que las comunidades autónomas redacten planes de acción, por ejemplo.
Desde abril comienza a oírse el característico reclamo de estas aves por campiñas, dehesas y sotos fluviales. Momento en el que las carracas llegan a la pensínsula dedesde la lejana África subsahariana, donde han pasado los meses invernales, para emparejarse y sacar adelante su prole.
Las cuencas de los grandes ríos -Duero, Guadiana, Tajo y Guadalquivir-, el sureste peninsular y el valle del Ebro conforman el grueso de su distribución en España.
Las llamadas aves agroesteparias, como la carraca, llevan décadas con una tendencia poblacional negativa continua. En la actualidad, hay entre 2.000 y 6.000 parejas de carraca en España. Su población ha disminuido alrededor de un 40% en los últimos años. Por ello, se encuentra catalogada como «vulnerable» en El Libro Rojo de las aves de España.
Principales amenazas
La pérdida de hábitat supone su principal amenaza, debida a la eliminación de vegetación natural, setos y arbolado disperso, y al incremento del uso de plaguicidas como consecuencia de la intensificación agrícola (asociada a la transformación en regadío). El abandono de la ganadería extensiva también influye, al disminuir los invertebrados asociados a ella.
Otro factor limitante es el número de agujeros donde anidar, como consecuencia de la desaparición de las olmedas por la grafiosis y de otros árboles típicos de linderos y riberas -chopos, encinas, almendros o alcornoques-. El derrumbe de construcciones aisladas en terrenos agrícolas les ha afectado de la misma negativa manera.
Traqueteante
El nombre de la especie en castellano, probablemente, hace referencia a su reclamo ruidoso y sonoro, traqueteante (cra-cra-cra-cra-cra), que se asemeja al sonido de las carracas de madera que se utilizan como juguetes infantiles o en algunas fiestas litúrgicas españolas.